Ya estamos a menos de un mes del plebiscito constitucional del próximo 17 de diciembre, que culminará el segundo proceso para la confección de una nueva constitución en Chile.
Reporte de nuestro corresponsal de Chile, Juan Ortega, periodista de Radio JGM [Descargar]
Por Juan Ortega, periodista de Radio JGM
Como se diría informalmente, ya estamos en tierra derecha, ya se han desplegado las campañas pagadas por los grandes medios, algunas colectividades políticas se abanderan, defienden sus ideas y argumentos y la ultra derecha conservadora se fortalece con el triunfo de Milei en tierras argentinas.
No es menor que el triunfo de las ideas de un capitalismo a ultranza arrasen al otro lado de la cordillera y es inocente pensar que dichos hechos no generan ningún impacto en las decisiones del pueblo chileno. Avanza la ultra derecha en América Latina y acá hay una sensación de hastío de los procesos a puertas cerradas, de cansancio de un juego del fascismo disfrazado de partido democrático y sus estrategias de desinformación y cambio de foco de los debates democráticos.
Lo hemos dicho antes y lo volvemos a señalar: Chile no ha vivido procesos constituyentes, en particular este segundo capítulo ha sido un acuerdo entre la clase política, donde las voces de la derecha extrema han marcado los debates por la mayoría que lograron y porque el mecanismo es lo menos parecido a una asamblea constituyente real, ya que no hubo participación de la ciudadanía.
¿Cómo hemos aguantado esta farsa durante tanto tiempo? ¿Cómo dejamos que la ultra derecha fuese capaz de ofrecer soluciones como si fuera una oferta de supermercado?
La nueva propuesta constitucional restringe el derecho a huelga, algo ganado con años de lucha de trabajadores y trabajadoras, también amarra el actual sistema de salud, al incorporar explícitamente la existencia de entidades privadas para la administración de los fondos (ISAPRES), que han sido el modelo de una salud privada que segregó a los sectores populares durante décadas.
En materia educativa, explícitamente se debilita el currículum nacional y las potestades del Ministerio de Educación. Se abre la puerta a mayor privatización de la educación y se privilegia la educación privada por sobre la educación pública. El texto presentado a medida de la derecha, no incluye la gratuidad progresiva de la educación superior, frenando un proceso que ha sido fruto de las luchas estudiantiles por décadas.
En materia de recursos naturales, se perpetúa la propiedad de los derechos de agua, mostrando la perversión neoliberal y profundizando aún más el modelo comercial que instaló la dictadura de Pinochet. Permite transferir concesiones de agua, lo que será maravilloso para los traficantes de agua, que hoy se hacen millonarios en nuestro país. En un país, que tiene gran parte de su territorio en una sequía extrema, hipoteca aún más el acceso humano al vital elemento.
El retroceso democrático que plantea el texto constitucional es evidente, disminuir el número de congresistas y debilitar el principio de participación política de las mujeres.
La derecha se negó a reconocer los derechos de los niños, niñas y adolescentes, abriendo una puerta hacía la impunidad de la violencia física, sexual y emocional, así como el abandono y la explotación de NNA.
Se establecen normas tributarias para que grandes empresarios demanden al Estado si consideran que el pago total de sus impuestos es desproporcionado, permitiendo su disminución de impuestos
Así, y en diversos ámbitos de la vida nacional, el texto constitucional que el consejo constitucional liderado por la derecha presentado a la sociedad, apunta a un retroceso no menor de la densidad democrática que ya en Chile, no ha sido muy profunda por el marcado corte neoliberal de los gobiernos que perpetuaron el modelo económico de la dictadura.
Los grandes medios, han hecho la vista gorda y han omitido informar sobre los alcances de este nuevo acuerdo nacional. La complicidad de sus editoriales, de sus dueños y de sus auspiciadores, hace difícil socializar un debate en la sociedad. Para ellos es mejor que circulen consignas simples, que apuntan a las temáticas de siempre: delincuencia, migración ilegal y seguridad.
Aún cuando el fantasma del autoritarismo se cierne sobre la región, los medios alternativos, populares y comunitarios tenemos el deber de mostrar la verdad, de generar el debate en los territorios y hacer las preguntas necesarias en las comunidades. Sabemos que frente a este decisivo momento, estamos en contra de la profundización del neoliberalismo, en contra de la pérdida de derechos y en contra de la consolidación del mercado como regulador absoluto. En contra de este texto que en base a mentiras ofrece falsas soluciones.
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